sábado, 24 de abril de 2010

CÉSAR VALLEJO Y EL HUMOR

CÉSAR VALLEJO explaya su humor sobre todo en su libro Poemas Humanos (1923-1938). La actitud de cáustica ironía hacia ciertas condiciones del ser humano va aunada con un abrazo fraternal en excelentes poemas: «Considerando que el hombre procede suavemente del trabajo y repercute jefe, suena subordinado. Comprendiendo sin esfuerzo que el hombre se queda, a veces, pensando,como queriendo llorar, y, sujeto a tenderse como objeto, se hace buen carpintero, suda, mata y luego canta, almuerza, se abotona. Considerando también que el hombre es en verdad un animal y, no obstante, al voltear, me da con su tristeza en la cabeza. Comprendiendo que él sabe que le quiero, que le odio con afecto y me es, en suma, indiferente. Considerando sus documentos generales y mirando con lentes aquel certificado que prueba que nació muy pequeñito le hago una seña, viene, y le doy un abrazo, emocionado. ¡Qué más da! Emocionado (de «Considerando en frío, imparcialmente...»).
Como puede comprobarse leyendo los versos anteriores, el sentimiento de lo contrario, típico rasgo del humor, no pudo ser mejor expresado.

viernes, 16 de abril de 2010

VALLEJO EN EUROPA

A fines de 1923, el "cholo" viajó a Francia, donde llevó la difícil existencia del intelectual con los bolsillos vacíos. Para poder sobrevivir tuvo que dedicarse al periodismo y su producción poética se redujo sustancialmente.
Entonces, luego de algunas otras relaciones (entre ellas Henriette, una hermosa costurera con "lenguaje de cocotte"), apareció Georgette, quien vivía frente a la oscura pensión de Vallejo en la Rue Molière. Ernesto More, íntimo amigo del poeta en París, (...) el que vivió con él compartiendo mendrugos (...) fue testigo del luminoso amor del sudamericano pobre y la francesita venida a menos. Pero el romance no duró mucho luego del matrimonio (1934). Comenzó a transformarse rápidamente frente a las penurias económicas, agravadas poco después al decaer la salud del poeta. Por aquella época, la mujer que compartió los últimos cuatro años de ese hombre enfermo y atormentado llegó a confiarle a More: Yo siempre estoy sola, con Vallejo o sin Vallejo.
Se diría que Vallejo vivió tan cerca a la muerte que ésta pasó a ser -quien sabe en medio de la resaca de alguna madrugada parisina, cuando el dolor se junta con las ganas de abandonarlo todo, hasta la vida- su confidente. Tal vez fue ella quien le dictó este poema, inexplicablemente premonitorio:
Me moriré en París con aguacero un día del cual tengo ya el recuerdo. Me moriré en París - y no me corro - tal vez un jueves, como es hoy, de otoño.
Vallejo, tan humanamente cercano en su poesía y tan desaprensivo con los seres que lo amaron, murió el 15 de abril de 1938, en una lluviosa tarde parisina.

EL ENTORNO INTELECTUAL DE SU ÉPOCA


César Vallejo comenzó a relacionarse tempranamente -como Bachiller en Letras de la Universidad de Trujillo - (1915)- con destacados artistas e intelectuales: Víctor Raúl Haya de la Torre, José Eulogio Garrido, Alcídes Spelucín, Macedonio de la Torre, entre otros, integrantes de "Norte", grupo liderado por Antenor Orrego. A aquella época febril, sacudida por cambios sociales, políticos (mayor influencia de las Fuerzas Armadas y progresivo deterioro de la oligarquía) e ideológicos (irrupción de la filosofía marxista y del psicoanálisis), corresponden sus primeros versos publicados.
Ya en Lima hizo amistad con Manuel Gonzáles Prada y Abraham Valdelomar, e integró el grupo "Colonida", gracias a éste último, enriqueciendo su visión del mundo a través del contacto con nuevas corrientes europeas. A Gonzáles Prada -cuya muerte le afectó profundamente- le dedicó el poema "Los dados eternos": Para Manuel Gonzáles Prada esta emoción bravía y selecta, una de las que, con más entusiasmo, me ha aplaudido el gran maestro.
El Vallejo que comenzaba a beber ávidamente de las fuentes del marxismo, pronto comenzó a sentirse encerrado en ese círculo elitista que lo alejaba de las muchedumbres, lo aislaba de sus emociones (Mariátegui). "Colonida" no fue más que otra etapa, no menos importante que las que vendrían, que ahondó -luego de la muerte de su maestro Gonzáles Prada- la íntima desesperación y crisis permanente en que ya se encontraba inmerso el poeta.

UN POETA UNIVERSAL


¿Ud. cree señor Vallejo que colocar una imbecilidad encima de otra es hacer poesía?.

Estas palabras constituyen una de las muchas críticas que el ahora llamado Poeta Universal recibió en vida, y le pertenecen nada más y nada menos que a Clemente Palma, personalidad de las letras peruanas en la época en que Cesar Vallejo era un oscuro poeta provinciano, de aspecto enfermizo y ceño fruncido (el mismo que ostenta en la ya clásica fotografía que ilustra esta página), con motivo del envío (desde su natal Santiago de Chuco) del "Poema a mi amada":

Amada, esta noche tú te has sacrificado
sobre los dos maderos curvados de mi beso;
y tu pena me ha dicho que Jesús ha llorado,
y que hay un viernes santo más dulce que ese beso.


No es de extrañar, pues, que el mismo Vallejo manifestara: Volveré al Perú sólo cuando quede piedra sobre piedra. Pese a ello, sus restos descansan en el cementerio de Montparnasse tal como lo dispuso su amada Georgette (la misma con quien mantuvo una tormentosa relación marital en los últimos cuatro años de su vida).

Sin embargo, la muerte nos regala milagros de vez en cuando; milagros como "Poemas humanos", "Trilce" o "España, aparta de mí este cáliz". Es que la escalada del "Cholo" por las escarpadas pendientes del dolor humano es una suerte de acrobacia suicida, de salto al abismo; y la ruptura formal acompaña el desgarro de un alma enferma de todo, del mundo y de sí misma.

viernes, 9 de abril de 2010

FRASES DE CÉSAR VALLEJO

- Yo nací un día que dios estuvo enfermo.

- Considerando en frío, imparcialmente, que el hombre es triste, tose, y sin embargo se complace en su pecho colorado.

- El literato de puerta cerrada no sabe nada de la vida. La política, el amor, el problema económico, el desastre cordial de la esperanza, la refriega directa del hombre con los hombres, el drama menudo e inmediato de las fuerzas y las direcciones contrarias de la realidad, nada de esto sacude personalmente al escritor de puertas cerradas.

- ¿Batallas? ¡No! Pasiones. Y pasiones precedidas de dolores con rejas de esperanzas, de dolores de pueblos con esperanzas de hombres, ¡muerte y pasión de paz, las populares!

- ¡Oh! Botella sin vino ¡Oh! ¡Vino que enviudó de esta botella!

- ¿Quién no habla de un asunto muy importante muriendo de costumbre y llorando de oído?

- Hay soledad en el hogar sin bulla, sin noticias, sin verde, sin niñez.

- ¡Melancolía, deja de secarme la vida y desnuda tu labio de mujer!

- ¡Tus pies son dos heráldicas alondras que eternamente llegan de mi ayer!

- ¡La tumba es todavía un sexo de mujer que atrae al hombre!

- Simplificado el corazón, pienso en tu sexo, ante el hijear maduro del día.

- Aquella noche de setiembre, fuiste tan buena para mí... ¡Hasta dolerme!

PACO YUNQUE

César Vallejo escribió cuentos donde en cierta forma trató el tema de la formación de la identidad nacional peruana y el problema del indio. Llevó a la ficción las fisuras de la convivencia étnica pero también los bloques de resistencia cultural y social de los sectores más pobres frente al poder autoritario e influyente de los más favorecidos.

Uno de estos cuentos es Paco Yunque, el humilde niño hijo de la empleada de una familia adinerada, que pasa humillaciones del hijo de los patrones en el colegio.

La simbiosis de los niños: Paco Yunque ha sido traído del campo para acompañar a Humberto, quien es de su edad. En la casa de los Grieve, Paco es maltratado por él solo por malsana diversión, pues no se desarrolla entre ellos el vínculo amical. Paco y su madre le tienen miedo porque la subsistencia de ambos depende del puesto de sirvienta de ella en la casa de los Grieve. El abuso del muchacho representa la continuidad de la dominación social en la siguiente generación y refleja un comportamiento aprendido.

El trato abusivo se proyecta al espacio del colegio, al salón de clases donde el niño rico hostiga y amenaza a Paco, ante la impasividad del servil profesor, quien teme al padre de Grieve, continúa en el patio de recreo, donde Paco recibe una paliza gratuita hasta que es defendido por otros niños, y culmina con el robo del ejercicio de Paco por Grieve quien no presta atención a clase pero tiene maña para engañar al profesor. Paco termina llorando impotente ante el abuso sin que lo puedan consolar.

El gozo rabioso de Grieve: Humberto Grieve necesita satisfacer su ego mediante el maltrato a Paco, a quien arrebata la autoestima y el mérito de los deberes escolares, es la antítesis del apocamiento, mansedumbre e inocencia de Paco, surge frente a él para opacarle la vida. El sema de la muerte está sugerido en la similitud del apellido Grieve con la palabra grave, tumba en inglés. El placer de Humberto emana rabia, que necesita anular la vitalidad de Paco para impedirle desarrollarse al margen de él.

El trato diferencial del profesor: El profesor anónimo simplemente exculpa a Grieve de toda acción de rebeldía, no lo castiga por la tardanza ni por que el dice que fue por quedarse dormido, pero sí castiga al hijo de un albañil aunque haya justificado su tardanza por ayudar a su madre enferma en casa. El miedo de castigar al hijo del poderoso es una actitud servil que sólo sirve para condescender y encaminar a los herederos de los ricos a la satisfacción de su ambición desmedida.

El profesor no castiga nunca a Grieve a pesar que todo el salón lo reclama, justifica el sistema de dominación para mantener su trabajo, ni siquiera enmienda la ignorancia de este niño cuando dice que los peces viven sin agua en su salón porque su papá tiene mucho dinero. La discriminación se mantiene en el colegio, porque el profesor sabe que la gente de dinero tiene el poder social y que los serviles como él pueden conseguir ascensos por influencia de los ricos si complacen sus acciones.

La respuesta de los niños: Paco llega al colegio con miedo y se siente extraño frente a la desenvoltura de los otros niños. Pronto es asimilado por el grupo que lo conduce a clase y lo defiende de Grieve quien proclama que lo maltrata porque es su muchacho. Los niños reclaman juntos al profesor por su desigualdad y para acusar a Grieve, forman una conciencia de bloque para compensar el poder del dinero de Humberto y la arbitrariedad del pusilánime maestro.

Conclusión: Las simbiosis sociales no siempre son equitativas, el caso del abuso físico es un extremo para ilustrar como se superpone el poderoso al humilde, opacándolo, reduciendo su accionar y su expresión. En el cuento Grieve está urgido por reproducir el poder de su padre en el colegio, tiene a Paco Yunque como efecto de demostración y el apoyo de una fuerza ajena a la masa de niños del pueblo que es la influencia de su familia y el apoyo incondicional del profesor.

domingo, 4 de abril de 2010

POEMAS

MASA

Al fin de la batalla,
y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre
y le dijo: «¡No mueras, te amo tanto!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Se le acercaron dos y repitiéronle:
«¡No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil,
clamando «¡Tanto amor y no poder nada contra la muerte!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Le rodearon millones de individuos,
con un ruego común: «¡Quédate hermano!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Entonces todos los hombres de la tierra
le rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado;
incorporóse lentamente,
abrazó al primer hombre; echóse a andar...


ÁGAPE

Hoy no ha venido nadie a preguntar;
ni me han pedido en esta tarde nada.

No he visto ni una flor de cementerio
en tan alegre procesión de luces.
Perdóname, Señor: qué poco he muerto!

En esta tarde todos, todos pasan
sin preguntarme ni pedirme nada...

Y no sé qué se olvidan y se queda
mal en mis manos, como cosa ajena.

He salido a la puerta,
y me da ganas de gritar a todos:
Si echan de menos algo, aquí se queda!

Porque en todas las tardes de esta vida,
yo no sé con qué puertas dan a un rostro,
y algo ajeno se toma el alma mía.

Hoy no ha venido nadie;
y hoy he muerto qué poco en esta tarde!